¿Eres feliz?

La famosa palabra felicidad y todos sus malentendidos.
Hay tanto que decir sobre desearla, perseguirla, creer que la hemos alcanzado… y aun así no sentirla realmente.

Desde que era niña, me imaginaba viajando por el mundo, consiguiendo el trabajo de mis sueños, viviendo en un lugar exótico y forjando mi propio camino. Soñaba con ser una mujer empoderada, independiente, con propósito.
Ese sueño se convirtió en mi motor, en la brújula que me guiaba hacia mis metas.

¿Y sabes qué pasó cuando logré cada una de esas cosas?
¿Era feliz?

Qué complejos somos los seres humanos… Porque la respuesta es no.
No era feliz.
De hecho, aquellos años en los que aparentemente “lo tenía todo” fueron los más solitarios y vacíos de mi vida.
Nada tenía sentido.
Me había convertido en una especie de robot, siguiendo un guion que no había escrito yo, como la mayoría, sin saber quién era realmente.

Crecemos con la presión de ser los mejores, de destacar, de dejar huella, de alcanzar el poder o el éxito. Y en ese camino, a veces perdemos nuestra identidad sin siquiera notarlo.
Y si no buscamos ayuda o reconexión, esa pérdida puede convertirse en una carga silenciosa que arrastramos por años.

Nos han vendido una versión de la felicidad que es superficial, material, inmediata. Nos hacen creer que está en el dinero, en las relaciones, en el reconocimiento, en el estatus.
Pero la verdadera felicidad no se encuentra fuera, sino dentro de nosotros.
Está hecha de paz interior, autoconocimiento, gratitud y perdón.

Y aunque puede tomar toda una vida cultivarla, cada uno de nosotros tiene la capacidad de alcanzarla.
No necesitas buscarla en lo externo. No depende de nada más que de ti.

Una vez que aprendes a conectar con esa felicidad auténtica —la que nace del alma—, se vuelve parte de ti.
Permanece.
No se desvanece fácilmente, porque ha echado raíces profundas.
Y cuando empiezas a respirar esa felicidad verdadera, se convierte en el fundamento sólido sobre el que construyes tu vida.

Así es como realmente funciona.

Por eso te invito a lo siguiente:

Vive el presente.
Aléjate de personas tóxicas.
Evita el exceso de redes sociales.
Camina más.
Pasa tiempo contigo mismo.
Haz las paces con tus sombras.
Admira la naturaleza.
Agradece tu cuerpo y su belleza.
Medita con constancia.
Duerme bien.
Visualiza tus sueños.
Rodéate de quienes te hagan reír.
Haz algo que ames cada día.
Y sobre todo… quiérete un poco más cada día.

Dítelo frente al espejo, en voz alta, todos los días.
Hazlo hábito.
Funciona.