Todos hemos tenido que lidiar con la ansiedad en algún momento de nuestra vida. Porque somos humanos y la imperfección nos rodea.
Parece una emoción inquietante vinculada a muchas otras emociones habituales a las que nos enfrentamos incluso a diario. Está relacionada con el miedo a la pérdida, la frustración de querer algo difícil de conseguir, la soledad del aislamiento y tantas otras emociones a las que todos nos hemos enfrentado, especialmente estos últimos meses.
Lo que hemos pasado con los confinamientos ha sido duro para la gente, y para aquellos que luchan con la salud mental y las emociones encontradas ha sido una prueba completa. La ansiedad surge en cualquier momento, en cualquier persona. No discrimina.
Cuando los pacientes acuden a mi consulta pidiéndome que les ayude a deshacerse de sus emociones negativas no deseadas, lo que suelo decir es: «No tiene sentido intentar deshacerse de algo que vino con usted en cuanto fue concebido en este mundo. La cuestión aquí es hacer las paces con ello».
He visto a personas luchar contra sus demonios toda su vida. Gastan mucho tiempo y dinero tratando de salir de una situación que en realidad es parte de ser humano. Nadie puede vivir sin los desencadenantes de las emociones negativas, especialmente la ansiedad de que se activen los desencadenantes.
El mejor y más saludable enfoque es hacer las paces con ello. Entender que esto es parte de lo que somos y conseguir una estrategia de trabajo para trabajar junto con los desencadenantes y las emociones desencadenadas.
No podemos vivir pensando que estamos libres de emociones negativas. Ojalá. Pero este no es el caso. En cambio, podemos aprender a vivir con un regulador de emociones comprensivo una vez que se activan los desencadenantes, y la emoción negativa muestra la erupción que sigue. ¿Pero cómo? Puedo decir ahora, bueno, eso es fácil. Pero me llevó años de aprendizaje. Y si ahora estás leyendo esto es porque necesitas saber cómo. Puedo asegurarte que las técnicas son sencillas, pero requieren hábito y valentía.
Conexión contigo mismo, con quién eres realmente y con tus expectativas, las reales. Conexión con tu respiración, con el ritmo de tu respiración una vez que sientas que pierdes el control. Conexión con tu cuerpo para controlar la respuesta física que sigue a una emoción negativa no deseada. Y especialmente perdón a tu humanidad y al hecho de que eres un humano imperfecto que manifestará esa imperfección de una manera perfecta: amándote a ti mismo y entendiendo la vida.
Los auténticos jefes de la vida logran estas técnicas y dominan sus respuestas. Porque son conscientes de lo que se necesita para vivir una vida plena.